Ruta del Desierto – Circuito de los Seismiles.

Fiambalá (Argentina) – 21/May/2014 – 4143 Km.

Al iniciar mi viaje el 2 de enero, vi los Andes por primera vez y me impresionaron. No parecían muy elevados pero sabía que estaba contemplando la cola de la cordillera más alta fuera de Asia. Conocía sus grandes pasos al norte, pasos a casi 5000 m. Llegué a este viaje sin nada de entrenamiento, pero confiaba en la maravillosa capacidad de adaptación del cuerpo. En aquel momento esos pasos eran inabordables para mí, pero cinco meses más tarde he culminado dos de los tres pasos más altos de Los Andes entre Chile y Argentina.

Me matan las prisas en este viaje pero a cerca de un mes para que comience el invierno por estas latitudes, no podía perder muchos días. Miré el pronóstico del tiempo en La Serena el jueves 15 de mayo y anunciaba que el tiempo se iba a mantener bien hasta el jueves 22. Para atravesar el Paso San Francisco (6747 msnm) no debía arriesgarme pese a que el viento predominante fuera en dirección este, la mía, ya que normalmente los pasos se culminan con carreteras zigzagueantes por lo que da igual por dónde venga el viento, que te lo encontrarás de frente en algunos tramos.


Así que me apuré para terminarlo antes del jueves, cruzando los dedos para ver si el pronóstico mejoraba. Afortunadamente, ahora contamos con ayudas en Internet que te permiten planificar mejor el camino: para ver la ruta con más precisión BIKEMAP y para ver los puntos de aprovisionamiento y refugios ANDES BY BIKE. También es muy útil la información de Pasos Fronterizos del Gobierno de Chile.

El viernes 16 metí la bici en un micro hacia Copiapó (400 msnm). Al día siguiente realicé las compras de comida para unos seis días, monté todo en la bici y salí de la ciudad a la una del mediodía rumbo a Argentina tras comprar agua en un kiosko donde me dijeron que el Barca iba 1-0 en el partido que iba a decidir la liga 2013/14. Pensé en la enorme alegría que habría en el Camp Nou por tener tan cerca algo tan difícil que era el resultado de mucho esfuerzo. Sentía que yo estaba empezando mi partido, que duraría unos seis días y la alegría de conseguirlo era proporcional a su dureza, dificultad y posibilidades de no lograrlo.

Ese Día resultó ser un día corto en la ruta pero importante para el Paso. Lo primero fue saber dónde me metía.



“Desierto” y “Seismiles” son dos palabras que te ponen los pies en el suelo. Si además añades que falta un mes para el invierno y con la predicción de viento intenso, conviene no cometer errores.

Los últimos 20 días no se pueden considerar que fueron de duro entrenamiento: vueltitas en Santiago, paseítos en Rapa Nui… Vamos, que hasta un poquito de barriguita tenía. Al cabo de las primeras cuatro o cinco horas me comenzó a doler la rodilla derecha, la de la condromalasia más aguda. En esas ocasiones camino por el lado derecho de la bici y al poco tiempo se me suele ir. Esta vez lo tuve que hacer reiteradamente y así seguí hasta bien entrada la noche. Acampé junto a la ruta A 1200 msnm, tras 60 Km. Mañana veremos qué tal está la rodilla.

El domingo puse el despertador a las seis. A esa hora había un viento intenso en contra. Aunque el viento predominante es hacia el este, mi dirección, recordé que por la noche el viento sopla de la montaña hacia abajo, así que esperé hasta las 8:30 para ponerme en marcha. Al cabo de unos kilómetros llegué a La Puerta. Un restaurante en mitad de ninguna parte donde me hicieron dos bocatas estupendos cobrándome poquitísimo y me regalaron un montón de agua. Qué gente tan amable que lejos de aprovecharse de tu necesidad, te tratan cordialmente y acabas tomando té en su cocina. Me dijeron que los arroyos señalados más arriba en mi mapa en esta época eran salobres, así que cargué agua para todo el día y la noche.


Ese día la rodilla me fastidió también pero ya se portó un poco mejor. Al final llegué hasta los 117 Km -desde Copiapó- y a 2900 msnm. Esta vez no puse el despertador. El hornillo de gas comenzó a fallar. No sellaba bien entre el quemador y la bombona, por lo que tenía que estar atento para apagar una pequeña llama que salía de la unión. Demasiado cerca de la bombona!!


El lunes 19 era el día para llegar al control de aduanas. Me levanté con la luz del día y partí sobre las 9:30. Al cabo de unas dos horas llegué a la Mina Coípa (3260 msnm) El guardia estuvo hablando un buen rato conmigo mientras cargaba agua. Me regaló dos manzanas -fruta en esos momentos es un lujo- y me comentó que el Atlético de Madrid ganó la liga. Me hizo reflexionar sobre que la alegría se consigue cuando te pasa rozando la decepción y viceversa.

Tras la mina se reduce bastante el tráfico. Seguí subiendo por una carretera con un asfalto que para ir a 5 o 10 km/h era aceptable. El viento no fastidiaba y, a veces, hasta me ayudaba.


Al acercarme al paso de 4310 msnm la carretera comenzó a zigzaguear con lo que el viento comenzó a fastidiar, la rodilla se quejaba y el asfalto a veces se convertía en un ripio en buen estado. Con todo y a veces caminando para descargar la rodilla, llegué al paso que estaba a 154 Km desde Copiapó. Luego vino una bajada placentera hasta el control fronterizo chileno (3800 msnm), al que llegué con las últimas luces.

En el control me comentaron que el tiempo había cambiado. La predicción era agua nieve para el día siguiente -martes- y luego fatal de miércoles a viernes. También me dijeron que la noche antes habían llegado a -17ºC. Les pregunté cuántos coches pasaron ese día y la respuesta fue que uno a Argentina y cinco a Chile. Aun así les dije que quería pasar. Me ofrecieron una pieza (habitación) dentro del complejo aduanero y al ir a preparar la cena el hornillo ya estaba fatal. Conseguí hacerme la pasta pero a partir de ahí no servía. La llama junto a la bombona era muy grande para extinguirla. Fin del hornillo!!

Hasta la aduana chilena la ascensión había sido muy buena. La carretera era un asfalto aceptable, había sol y un viento moderado de lado o incluso a favor, la rodilla había ido mejorando gracias al propio ejercicio y a los estiramientos intensivos en las paradas, la temperatura me permitía pedalear con remera (camiseta) y pantalón corto. El tramo que me faltaba era volver a subir a los 4300 m y luego llanear 40 km de asfalto y 80 de ripio con un par de picos hasta el Paso final a 4747 m. Qué cerca lo tenía, pero era lunes por la noche y a partir del miércoles las condiciones para acampar y pedalear iban a ser terribles.

Recuerdo los días de la Carretera Austral. Esos días de lluvia en que armaba la caseta y me metía con los impermeables empapados y los calcetines húmedos, la carretera embarrada… No quería volver a pasar por eso, pero a 4300 m de altitud. Además, el Paso de Aguas Negras me había dejado claro que si el viento se encabritaba, simplemente no iba a ser capaz de montar la caseta yo solo.

Por la noche le di muchas vueltas a mi cabecita. Quería seguir, pero si no escapaba a tiempo, me quedaba sin hornillo y sin coches en un puerto cerrado. Al día siguiente, muy temprano fui al baño y me encontré a un trabajador. Le pregunté dónde podía conseguir agua caliente para desayunar y me dijo que fuera a su roulot donde estaban sus compañeros desayunando. Allí les expliqué mi problema con el hornillo. Me invitaron a desayunar con ellos y me contaron que estaban esperando al patrón que venía en coche desde Copiapó para llevarlos al trabajo a 60 Km en dirección a Argentina. Cuando llegó el patrón, Andrés, le expliqué mi situación y le pregunté si me podía llevar. No hubo ningún problema. Nos subimos en el coche Andrés, Víctor1, Víctor2, Erwin y servidor. Íbamos hablando de mi viaje, de nuestros países -Andrés es argentino y el resto chilenos-, del paisaje increíble rodeados de seismiles….


Al final me llevaron hasta la Laguna Verde, a 100 Km de la aduana chilena y a sólo 20 del Paso San Francisco. Me parece increíble que un patrón salga muy temprano desde Copiapó para buscar a sus trabajadores a las 8 y llevarlos a trabajar lo antes posible y, finalmente, acabe llevando a un desconocido 40 km más lejos de su destino por una carretera de ripio. Me regalaron un día de camino o incluso más. Me permitieron seguir!!

De estas tierras me llevo recuerdos de paisajes extraordinarios pero, sobre todo, de gente entrañable!!!


Al sacar la bici del coche el Volcán San Francisco (6016 m) se veía muy cerca, pero la ascensión fue bastante dura. El terreno era muy arenoso y aunque el viento me ayudaba a veces, no conseguía pasar de 7 Km/h. En muchas ocasiones directamente se me enterraba la rueda y caía a 4-5 km/h sobre la arena.


Tras unas 3 horas de ascensión, y sin haber visto otro coche en todo el día...lo conseguí!!!!!


Lo siguiente fueron 200 Km asfaltados de bajada hacia Fiambalá, con viento de lado y a veces a favor. Dormí en un refugio a 3800 msnm y al día siguiente llegué al pueblo donde me comí un bistec con ensalada y me bañé... que ya tocaba!!

Ahora es momento de poner rumbo norte y rodar sin prisas por la Ruta 40. Espero que el viento del oeste no me moleste mucho.

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24/Mayo

Al final los carabineros de la aduana tenían razón. Las cumbres de las montañas cercanas a Fiambalá amanecieron nevadas el jueves 22 y eso que parecen no superar los 3000m.
El tiempo en el Paso se puso feo feo... Con viento, frío y nieve.


Por supuesto, el paso lo cerraron, lo cual implica ni un coche en esos 100 Km de llaneo a 4200 msnm!!!.


Así que GRACIAS oficiales de aduanas, GRACIAS Andrés y compañía...
GRACIAS VIDA!!!!

4 comentarios:

  1. Vamos César, mucho ánimo!!!!! Continua volando!!!!!
    Un abrazo.
    Alberto (Rapa Nui)

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  2. Que entretenido es seguir tu aventura!! Muchos besos desde Pucon

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  3. De este viaje me llevo paisajes maravillosos, experiencias extraordinarias y personas inolvidables, como ustedes.
    Gracias chicos,
    César

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  4. Qué buenos relatos Cesar. Te vamos siguiendo y disfrutando de tu aventura.Saludos!!
    Cintia y Pablo

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