Y llegué a Uyuni.

Uyuni (Bolivia) - 15/Jul/2014 - Unos 5700 Km.

Nota: tienes una referencia más enfocada a los cicloviajeros en la página "San Pedro a Uyuni" de este blog.

Uyuni no es una etapa más en un viaje en bici por Sudamérica. Es un lugar del que llevas oyendo desde que pisas el continente. Recibes consejos de otros ciclistas que ya han pasado por allí y te advierten de las duras condiciones para llegar y atravesar el Salar, la necesidad de mantener la mente lúcida, las carreteras, el frío....Es como una presencia que te acompaña desde el inicio de tu viaje!!!
Tras haber leído las experiencias extremas de otros viajeros en bici, tenía claro que no quería heroicidades e iba a tratar de reducir el sufrimiento al estrictamente necesario. Con esa idea, el viaje resultó mucho más bonito de lo que pensaba y  mucho menos extremo. La guía fundamental para el viaje es el PDF Cycling South West Bolivia, que fue creado en el 2009. Ahora las cosas han cambiado. Puedes no sufrir demasiado si no quieres. Hay jeeps que pueden rescatarte de una situación complicada y catapultarte a lugar seguro por unos 5 a 15 €. Hoy por hoy, llegar al Salar es "saltar con red". Sigue siendo hermoso, pero ya no te juegas la vida -siempre que lleves un GPS-. Quiero romper una lanza en favor de las personas que no tenemos alma de héroes y que vemos/veíamos el camino al Salar con un miedo que ya es infundado. Todo eso no quita que, probablemente, haya sido el tramo más duro y bonito de mis 7 meses de viaje.

Siguiendo el PDF, me proveí de comida para 10 día y agua como para 3, así que en el momento de salir de San Pedro de Atacama mi bici estaba sobrecargada con unos 33 Kg y 10 litros de agua -lo normal son unos 17 Kg + 2 de agua-. Me costaba mantener el equilibrio!! A lo primero que me enfrentaba era a la subida de unos 40 Km desde San Pedro -2400 msnm- hasta la entrada a Bolivia en Hito Cajón -4600 msnm-. La carretera es parte del Paso Jama que ya conocía y la ruta asfaltada no reviste una belleza particular, así que hice dedo y un señor que iba a 30 Km al final prolonga su camino y me deja en el puesto fronterizo. Un día o dos ahorrados junto con un terrible esfuerzo sin mucho sentido.


Al entrar en Bolivia el mundo cambia: carreteras muy arenosas, multitud de bifurcaciones, carreteras paralelas y que se cruzan sin señalización alguna. El primer día no quería apurar y hacer sólo unos 20 Km para irme aclimatando a la altitud. Pasé lugares mágicos como las lagunas blanca y verde con el volcán Licancábur -5916 m- al fondo.


Un poco tarde y exhausto llegué al lugar para refugiarme que consistía en unos muros de piedras de como un metro y medio de alto, formando como unos cuartos minúsculos y sin suelo ni techo, a unos 4300 msnm. Esa noche tuve una sensación de frío intenso. Por la mañana, las botellas de agua congeladas dentro de mi tienda de campaña me confirmaron que había hecho fresquete.

Al día siguiente ya era una etapa seria. 35 Km hasta Polques, pasando por el Paso del Cóndor -4735 msnm-. Tras llevar pedaleando unas horas fui a mirar mi cuenta kilómetros y no estaba!! En una de las múltiples caídas debidas a lo arenoso del terreno, junto con el viento lateral y el sobrepeso de la bici, hicieron saltar mi cuenta kilómetros. Volví a buscarlo y lo encontré.... escachado por uno de los pocos jeep que transitan por allí!! Al principio no me lo creía, pero luego me di cuenta que aunque la pista era ancha, todos circulamos por los dos raíles no tan arenosos marcados por las ruedas de los jeeps, así que no era tan raro que me lo hubiesen escachado.

Para mí el cuenta kilómetros es lo que me indica cuánto falta para la siguiente fuente de agua o el siguiente lugar para refugiarme. El PDF te indica todos esos kilómetros en varios mapas, pero sin cuenta kilómetros esos mapas quedan cojos. Pensé en abandonar y volver a San Pedro. Era mi primer día en serio en el sur de Bolivia, todavía tenía el miedito metido y adentrarme por esos lares sin saber exactamente dónde encontrar cobijo me parecía muy arriesgado. Pero qué demonios!!!

Decidí seguir. A ojo sé más o menos mi velocidad y con el reloj podía estimar los kilómetros recorridos, así que volví a enfrentar el Paso Cóndor. Tras un giro de la carretera hacia el este, de repente, me vi con un potente viento... de cola!!! Subir el Paso fue coser y cantar. Pedaleaba casi como si estuviese llaneando en asfalto!! Sobre las cuatro de la tarde llegué a Polques y me vi a una pareja de australianos en bici que estaban ya con sus bicis en un jeep y que por 15 € se iban directos a Uyuni en 4 horas. Habían dormido en Polques la noche antes y ese día fueron incapaces de avanzar más lejos. Yo seguía intranquilo al no tener cuenta kilómetros, por lo que estuve tentado a irme con ellos, sabía lo que me esperaba al día siguiente, pero tenía que estrellarme antes de abandonar.
Polques fue un oasis. Un restaurante con una terma fuera, donde nos bañamos los trabajadores del restaurante y yo durante varias horas sin las hordas de turistas que venían a horas concretas, llenaban la terma y se iban en sus jeeps tan rápido como aparecían. A nosotros se nos hizo de noche arrugaditos en ese agua a 40 ºC mientras fuera la temperatura se medía en negativo. Doña Alejandrina y el resto de la gente del restaurante fueron encantadores conmigo y pude comer, cenar, dormir -puse mi aislante y saco de dormir en un rincón del restaurante- y desayunar por 32 bolivianos, unos 3 €!!!


Al día siguiente sabía que me esperaba lo mismo que a los australianos: la ascensión de 25 Km desde Polques -4400 msnm- hasta el Paso Sol de Mañana -4950 msnm-. Los primeros 10 km fueron muy buenos. La bici no se enterraba mucho y el viento era lateral. Tras unas dos horas de pedaleo la carretera giró al oeste y comenzó la subida a Sol de Mañana. Seguía con buena parte del peso con el que había salido de San Pedro, la carretera se mantenía muy arenosa, pero al igual que en otras ocasiones de mi viaje, lo peor de todo era el viento. Ese mismo viento que me había subido en volandas al Paso Cóndor, ahora estaba lastrándome como si arrastrara una carreta de piedras. Era un viento brutal y gélido. Rodaba al máximo de mi fuerza sin poder superar unos lamentables 3 o 4 km/h. A esas velocidades las ruedas se enterraban en la carretera arenosa y provocaban caída tras caída. El paisaje era hermoso: llanuras y montañas suavizadas por el potente viento que no me proporcionaban el más mínimo refugio para montar mi tienda de campaña. Calculé que a esa velocidad era probable que se me hiciera de noche antes de llegar al lugar para refugiarme en la cima. Tratar de montar mi tienda a cerca de 5000 msnm y con semejante viento era una locura. Tras varias horas de lucha, le di media vuelta a mi bici y como una moto bajé de nuevo a Polques.

Por Polques hay tráfico de jeeps que van con turistas y otros que regresan vacíos. Hablé con uno de los últimos y por 5 € me llevó a Alota. Este pueblo está fuera de la ruta del PDF. Hasta allí se llega siguiendo las indicaciones de Andes By Bike -sketch map-. Según muchos cicloviajeros, esta ruta te aporta tres cosas importantes: es la que usan los jeeps que van vacíos hacia Uyuni por lo que no estás solo, pasas por más pueblos y la carretera está mejor conservada al ser más principal. Por contra, no ves algún atractivo como el árbol de piedra, pero mucha gente dice que el esfuerzo no merece la pena.

Esa noche dormí en Alota en un alojamiento por 3 €. Cené en la habitación aunque podía haber ido a un comedor y no haber cargado tanta comida. De hecho, a partir de ahí podía haber dormido cada noche en un alojamiento de un pueblo por un precio parecido y podía haber comprado comida o haber ido a un comedor. La cantidad de comida que había cargado desde San Pedro había sido disparatadamente excesiva e igual con el agua.

A partir de aquí los jeeps giran directo hacia Uyuni, al norte del Salar. Yo seguía hacia la entrada sur del salar, con lo que tuve unos días de soledad casi total en la ruta. No hay señalización y multitud de bifurcaciones que te confunden. Creo que no hubiese podido conseguirlo sin un GPS.

El primer tramo fue Alota -3850 msnm- a San Agustín-3865 msnm- . La carretera es dura pero se pasa por una quebrada con un bofedal -humedal- lleno de llamas que me alegraban el día pese al duro viento lateral, la carretera arenosa y un paso a unos 4275 msnm. Llegué  exhausto pero alcancé el pueblo a media tarde.


El segundo tramo me llevó de San Agustín -3865 msnm- a San Juan-3705 msnm-. Ni un solo vehículo en todo el día y tantas bifurcaciones que incluso con el GPS hubo momentos en que pensaba que no podía pasar y que tendría que acampar. Afortunadamente el viento había desaparecido y, además, encontré el camino para seguir pese a que en ocasiones tuve que arrastrar mi bici por encima de dunas que se comían la carretera en un paisaje desértico.


El tercer tramo me llevó de San Juan -3705 msnm- hasta el Hotel de Sal de Puerto Chuvica -3700 msnm inicio del Salar- El 7 de julio, el mismo día que se celebraba el primer encierro en Pamplona, yo subía a un mirador en Puerto Chuvica a contemplar la infinita extensión blanca del Salar de Uyuni, el más grande del mundo! La vista era grandiosa y el alojamiento un lujo: un hotel construido con bloques de sal extraídos del Salar!!


El día siguiente tocaba adentrarse 40 km por una inmensidad de sal hacia la Isla Incahuasi. Es increíble rodar por un mar de sal, sin necesidad de seguir ninguna ruta, sólo la dirección que marcaba mi GPS en un horizonte blanco.


En principio parece que las montañas del borde del salar te ayudan, pero tras horas de pedalear y seguir viéndolas en el mismo lugar, te crea una sensación rara de no estar moviéndote. Hay que mantener la cabeza fría y no venirse abajo por la sensación visual de inmovilidad.

Al llegar a la Isla conocí a Jorge, un madrileño que me comentó que se iba ya para acampar en mitad del salar. Yo comí y salí una media hora más tarde con la misma intención. Me alejé del circo turístico de la Isla y disfruté de la guinda del pastel de esta aventura Boliviana.


Acampar en el Salar fue extraordinario. Las nubes coloreadas de rojizos por el oeste y violetas por el este fue un espectáculo único. Eso sí... la botella que tenía a un palmo de mi cabeza amaneció congelada!!!

Al día siguiente los 50 km para salir del salar me los planteé de forma diferente. No hacía caso a lo que veían mis ojos en una distancia inalterable y cada hora paraba y descansaba. Almorcé al mediodía y por la tarde conseguí salir del Salar sin agobios. Llegué a Colchani donde conseguí un alojamiento económico.

Ya sólo me quedaban 23 km hasta Uyuni. Al día siguiente los pedaleé por una carretera sin mucho encanto ni dificultad. Cuando me faltaban unos 500 m para llegar al pueblo escuché CÉSAR!!!! y recibí un regalo totalmente inesperado y hermoso!!!!


Ellos iban hacia el Salar y yo hacia Uyuni. Una pena!!!! Tal vez nos veamos en La Paz. Sería un placer!!!

Al llegar a Uyuni me cayó otro regalazo. el 11/Jul/2014 se celebró el 125 aniversario de la fundación de Uyuni, con lo que estaban organizados desfiles, actos musicales, etc. Una bonita forma de ver a una sociedad orgullosa de sus raíces.


Llevo poco en Bolivia, pero cada día ha sido extraordinario, intenso y entrañable. Me alegro de haber superado mis miedos iniciales y haber vivido estos días inolvidables!!!

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PD: nuevo vídeo de Dan, Alice, Koby y Ava Fei. Una forma maravillosa de combinar vida familiar y aventuras.

2 comentarios:

  1. Qué maravilla César! El salar de Uyuni es de esos lugares que te pueden dejar de todo menos indiferente. Un disfrute y una imagen que se mantiene en el recuerdo.
    Y Bolivia, un país duro, por la pobreza que aún arrastra, las condiciones de la altura, etc. Y con mucha gente encantadora.
    Saludos desde Camboya!

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  2. Salar de Uyuni uno de los más bonitos paisajes que he visto!!! Buenos recuerdos!!!! Disfruta.
    un abrazo
    Archie che

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